Bitcoin es una moneda descentralizada porque no está bajo la supervisión o control de ningún gobierno, institución o entidad financiera del estado, este aspecto la convierte en algo atractiva. El mercado regula el valor de la divisa y esto convierte al Bitcoin en un activo volátil.
Más que una opción de ahorro, el Bitcoin puede generar mayor rentabilidad si se utiliza como herramienta de inversión, siempre y cuando se esté preparado para convivir justamente con esa volatilidad que le caracteriza. Ha tenido un crecimiento sostenido, al punto que muchos comercios la están incluyendo como método de pago en sus sistemas virtuales; pero aún así nadie se atreve a fundamentar o vaticinar seguridad para el inversionista.
Las formas más comunes de ganar u obtener bitcoins es a través del pago por bienes y servicios (siempre y cuando quien le pague sea usuario de bitcoin también); comprarlas en casas de cambio bitcoins, comprarlas directamente a alguien, por minería bitcoin. Asimismo para gastarlos existen opciones como comprar en la tienda de bitcoin, convertir el monto de bitcoin en una tarjeta de regalo (ya Amazon lo permite) o convertir la moneda bitcoin en oro o plata, valor más estable y tradicional.
En países donde existe una alta inflación, esta moneda virtual constituye una alternativa para protegerse de la pérdida constante de valor de la moneda local. La criptomoneda pasa a ser un producto atractivo en estos países porque les permite escapar de los controles cambiarios, adquirir productos en el exterior, intercambiar los bitcoins por otras dividas, ahorrar, etc.
Esto sumado a la posibilidad de enviar y recibir dinero desde cualquier parte del mundo, tasas muy bajas o inexistentes en los pagos y una súper protección de los datos personales del cliente, convierten al Bitcoin en una posibilidad de ahorro e inversión que bien podría valer la pena.
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